La industria textil, se encuentra en el punto de mira de muchos grupos globales de presión social y medioambiental. Esto es debido a que, según ha calificado la ONU, la moda es la segunda industria más contaminante del planeta, por lo que será necesario empezar a tomar medidas obligtorias de reciclaje textil.
El informe Pulse of Fashion 2017 de Boston Consulting Group, en aproximadamente 10 años, el consumo de ropa se incrementará en un 63%, pasando de 62 millones de prendas vendidas en 2017 a 102 millones (cálculo aproximado) en 2030. Esto conlleva que se necesitará utilizar un 35% más de superficie cultivable para la producción así como también darle más explotación al recurso del agua, sin olvidarnos de las emisiones de CO2 producidas principalmente por el transporte aéreo.
Frente a estos datos, se intentó dar solución con el uso y trato de fibras sintéticas, sin embargo, realmente no deja de ser un derivado del petróleo con lo que los daños medioambientales serían los mismos o peores.
Ante estas circunstancias, grandes grupos de presión a favor del medio ambiente luchan por la idea de que el próximo artículo de gran consumo que sea obligatorio reciclar y tratar sea el textil, junto con el vidrio, el papel y el plástico. Una idea a la que ya se empiezan a sumar países como Gran Bretaña y Francia en la lucha contra la contaminación del planeta.
Es un problema que nos afecta a todos como consumidores de esta industria ya sea por moda o por consumir un bien de primera necesidad. Además, al ser una industria tan importante (Actualmente, el mundo de la moda, es el tercer sector más importante en cuanto a facturación del mundo, por detrás de la automoción y la tecnología.) y con un elevado consumo, genera puestos de trabajo y crecimiento económico en países en vías de desarrollo, por lo que es necesario ser conscientes de la situación y buscar solución.